Algunas veces no se sabe qué es lo bonito de un lugar que nos guste, pero la imagen de ese lugar quedará grabada a fuego en nuestras mentes. Lo mismo ocurre con las personas o los momentos. En ocasiones la música es la que desenlaza todos esos recuerdos almacenados en la mente con todo lujo de detalle en sus sensaciones, olores, sabores, colores…
La música puede dar color a los recuerdos, la música puede convertir sensaciones, puede transmitir. La música no se toca, se siente. Si se siente lo que se toca, se consigue transmitir.
La verdadera belleza de la música es que conecta personas, lugares, familia, momentos… la música transporta mensajes que conectan, y nosotros, los músicos, somos los mensajeros.