En el verano del 2012, en una fiesta privada para Dña. Cayetana de Alba se produjo un momento de inspiración en la improvisación que sonaba. Inspirado en la forma en la que La Duquesa apreciaba a mi pueblo gitano y el gran corazón que siempre tuvo hacia nosotros, seguí tocando la guitarra como si mi vida dependiera de ello.
Los acordes se apoderaban del sentido de las almas allí presentes. Nos gustó tanto que me animaron a repetirlo, y cuando algo se toca dos veces, se tiene que convertir en tema.
Aquí lo tenéis para su disfrute.